Miguel Hernández



2010 CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE MIGUEL HERNÁNDEZ

El treinta de octubre de 2010 se cumplieron cien años del nacimiento de nuestro poeta favorito: Miguel Hernández. Y no podíamos elegir otro tema para nuestra Semana Cultural. En este enlace accedemos a parte de los trabajos realizados: CENTENARIO DE MIGUEL HERNÁNDEZ

NUESTRA ESCUELA: MIGUEL HERNÁNDEZ
Uno no elige su propio nombre. Es algo que normalmente nos viene dado por nuestros padres. Habitualmente los maestros y estudiantes tampoco tenemos oportunidad de poner el nombre al colegio donde trabajamos. Pero en nuestro caso, es difícil sentir indiferencia ante el que nos ha tocado en suerte: Miguel Hernández. Y es que tanto en la figura humana como en la obra de este humilde gran poeta aparecen con viveza los valores que deben inspirar nuestra cotidiana convivencia escolar: solidaridad, alegría de vivir, amor, libertad y sentido ético y estético.
Con esta exposición intentamos mostrar a un Miguel Hernández cercano y, a pesar de los años transcurridos, vivo aún entre nosotros a través de su poesía y el recuerdo de su propia vida, tan breve, tan intensa.
Tenemos la ilusión de que Miguel Hernández sea algún día una especie de miembro invisible de nuestro Consejo Escolar, sin voto claro está, pero ¡con qué voz!, elegido por aclamación por todos los sectores de la Comunidad Educativa para encargarse de impartir a diario la lección (sin notas) de la poesía.

NUESTRO ESCUDO
En el año 1941 Miguel Hernández se encuentra preso en la cárcel de Alicante. Privado de libertad y aquejado por la enfermedad y la penuria, su recuerdo enamorado se dirige permanentemente a su familia. En esa fecha envía una tarjeta a su hijo en la que aparece el poema Niño (que incluye la dedicatoria, "a Manolillo, mi hijo, en su cumpleaños") y que ilustra con el dibujo reproducido sobre estas líneas. De esa imagen, salida de la mano de nuestro más querido poeta, hemos tomado el escudo que el Colegio ostenta con orgullo y que tanto sentido concede a la tarea educativa que desarrolla.
A continuación se ofrece una reproducción de sus versos, un canto esperanzado a la infancia cargada de futuro. Y de presente.

Rueda que irás muy lejos.
Ala que irás muy alto.
Torre de día eres
del tiempo y del espacio
Niño: ala, rueda, torre.
Pie. Pluma. Espuma. Rayo.
Ser como nunca ser.
Alborear del pájaro.
Eres mañana. Ven
con todo de la mano.
Eres mi ser que vuelve
hacia su ser más claro.


El universo eres
que gira esperanzado.

Pasión del movimiento:
la tierra es tu caballo.
Cabálgala. Domínala.
Y brotará en su casco
su piel de vida y muerte
de sombra y luz, piafando.
Asciende, rueda, vuela,
creador del alba y mayo.
Alumbra. Ven y colma
el fondo de mis brazos.

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EN ORIHUELA, SU PUEBLO Y EL MÍO
Miguel Hernández Gilabert nació el 30 de Octubre de 1910. Su padre se dedicaba a la cría y comercio de ganado. El nacimiento del nuevo hijo le llenó de satisfacción al pensar que sería de gran ayuda en el negocio familiar.
Estudió en el Colegio de Santo Domingo, en calidad de alumno pobre. Su etapa escolar es muy reducida. Sólo abarca desde los ocho a los catorce años, pero es intensamente aprovechada por Miguel que busca calmar su sed de cultura.
Cuando tiene que abandonar los estudios para ayudar a su padre en el pastoreo de las cabras, sufre un fuerte trauma pues aspiraba a adquirir una sólida formación. Pero Miguel sigue cultivando su inquietud cultural y así, en su zurrón de pastor, no olvida poner cada mañana junto con la comida que le prepara su madre, libros de poesía que le distraían en sus largas horas de soledad; Garcilaso, Rubén Darío, San Juan de la Cruz, Gabriel y Galán eran algunos de sus preferidos. Por aquel entonces comienza a escribir sus primeros versos y empieza a ser conocido como "el pastor poeta".
La adolescencia de Miguel Hernández se desarrolla entre su trabajo de pastor, sus juegos juveniles, sus lecturas, sus poesías y, sobre todo, las tertulias con sus amigos y compañeros como Carlos Fenoll y Ramón Sijé, a quien dedicaría la famosa Elegía.

ERES MI CASA, MADRID MI EXISTENCIA
Los amigos de la tertulia oriolana animan a Miguel a viajar a Madrid para buscar allí el aliciente que no encuentra en su ciudad natal. Después de reunir unas cuantas pesetas entre todos los amigos, marchó a la capital de España con una maleta en la que llevaba, como todo equipaje, una muda limpia, un bocadillo para la cena, cuartillas con poesías y recortes de sus poemas publicados en los periódicos locales. Contaba 21 años. El poeta se encuentra solo en la gran ciudad, lejos de su tierra y de su gente. Al ver que no consigue sus objetivos, harto de llamar a las puertas de quienes le podían ayudar, sin un céntimo en los bolsillos y después de seis meses en Madrid, decide regresar a su pueblo.
A pesar de este fracaso, en 1934 repite viaje. Lleva en su equipaje su primer libro recién publicado Perito en lunas. De nuevo en Madrid conoce a Pablo Neruda que tanto le ayudaría en su perfeccionamiento poético y a Vicente Aleixandre, en quien encuentra un verdadero amigo. Su estancia en Madrid se ve ensombrecida por la noticia de la muerte de Ramón Sijé, su "compañero del alma".
Miguel se va abriendo camino en el mundo literario de la época. Encuentra trabajo como colaborador de J.Mª.Cossío en la redacción de su obra enciclopédica Los Toros.
Su producción poética y literaria va en aumento y publica El rayo que no cesa, obra de gran importancia que recoge todo el amor que siente por su novia y gran musa: Josefina Manresa.

TRISTES GUERRAS SI NO ES AMOR LA EMPRESA

Al estallar la Guerra Civil, en 1936, Miguel se enrola en el ejército republicano. Su hondo sentido de la justicia y su experiencia de pobreza y sufrimiento le inclinan a defender la causa de los trabajadores y los pobres. Como Comisario de Cultura, Miguel viaja por diversos lugares de la geografía española pronunciando conferencias, representando obras de teatro y recitando sus poemas.
Invitado por el Ministerio de Instrucción Pública, asiste en Moscú al V Festival de Teatro Soviético, al regreso, al regreso se encuentra con la publicación de su libro de guerra, Viento del Pueblo, dedicado a Vicente Aleixandre. La obra contiene poemas tan conocidos como Andaluces de Jaén, Vientos del Pueblo o El niño yuntero.
El 9 de Marzo de 1937, en plena guerra, se casa con Josefina Manresa. Tienen poco tiempo para estar juntos, ya que Miguel tiene que desplazarse al frente en repetidas ocasiones. Cuando se encuentra en la batalla de Teruel recibe la noticia del nacimiento de su primer hijo Manuel Ramón. Pero la felicidad dura muy poco ya que, a los diez meses, muere este hijo en el que tantas ilusiones había depositado.
A escasos meses del final de la guerra, el dolor de esta pérdida se ve compensado con la alegría del nacimiento de su segundo hijo, Manuel Miguel. Por estas mismas fechas edita su libro El hombre acecha que dedica a Pablo Neruda.

LAS CÁRCELES SE ARRASTRAN POR LA HUMEDAD DEL MUNDO
Al terminar la guerra en 1939, Miguel intenta pasar a Portugal, pero es detenido en la misma frontera y entregado a la Guardia Civil. Encarcelado, comienza la redacción del libro Cancionero y Romancero de ausencias, en el que manifiesta su honda amargura por la situación que atraviesa y su profunda preocupación por su esposa y su hijo.
Inesperadamente, es puesto en libertad provisional. En Orihuela, a donde había acudido para reunirse con su familia es detenido de nuevo. En la cárcel se encuentra con el dramaturgo Antonio Buero Vallejo con el que hizo gran amistad, de la que queda el testimonio de un famoso retrato que le hizo Buero.
Miguel es juzgado en Consejo de Guerra y condenado a muerte. Tras la presión ejercida por numerosas personalidades nacionales y extranjeras, la pena es cambiada por la de treinta años de prisión. Miguel continúa su calvario de cárceles. La miseria, las enfermedades y el alejamiento de su mujer y su hijo van minando su salud de hombre acostumbrado al campo y la montaña, y que se ve encerrado entre cuatro paredes. A pesar de todo, aún le quedan ánimos para escribir a su esposa animándola en su soledad. Así mismo prepara juguetes de madera para su hijo y compone poemas para sus compañeros de prisión.

VARIOS TRAGOS ES LA VIDA Y UN SOLO TRAGO LA MUERTE
Enfermo y desesperanzado es trasladado al Reformatorio de Alicante, su tierra, donde puede recibir con más frecuencia las visitas de su mujer, su hijo y familiares. Cada viernes acude su mujer a la cárcel para llevarle algo de alimento y medicinas. Estos encuentros con su familia le dan ánimos para soportar las penalidades carcelarias, pero la enfermedad va robándole la vida poco a poco.
Miguel se siente cada vez peor. La enfermedad se le agudiza y tiene que guardar cama en la enfermería de la prisión. Ya no puede acudir al locutorio para hablar con su mujer. Sus compañeros tienen que escribirle las cartas en las que con muy pocas palabras le pide a su mujer gasas, algodón y medicinas. Le efectúan una pequeña operación de pulmón, pero sin resultado positivo. La vida se le escapa lentamente.
El 28 de Enero de 1942, a los 31 años, muere Miguel Hernández en la enfermería de la prisión de Alicante. Un pequeño grupo de amigos y familiares le acompañaron hasta el cementerio. La sencilla sepultura en la que está enterrado tiene una lápida con una breve inscripción que nos recuerda que allí reposan los restos de un poeta grande y humilde.

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